lunes, 25 de febrero de 2013

Cómo Manejar el Estrés en el Poker – 2 de 2

 

El estrés es uno de los aspectos que forman parte del poker y que no se puede evitar, de modo que es necesario aprender a convivir con él y a controlarlo.
Leo Margets
Tras haber analizado y conocido mejor el estrés y cómo puede afectar a los jugadores de poker, en este artículo de estrategia veremos cómo se puede controlar, ofreciendo algunos consejos que ayuden a enfrentarse a las situaciones de estrés en el poker, así como a controlarlo.
 

No se puede evitar el estrés, pero se puede aprender a controlarlo

 
Los jugadores de poker no pueden eludir el estrés al jugar al poker, es más, realmente tampoco quieren hacerlo ya que un poco de presión es necesaria para no jugar con demasiada relajación y cometer errores innecesarios.
El jugador necesita entender el estrés para aprender a controlarlo y mantener sus emociones en un nivel que no afecte negativamente a su juego. Hay que intentar mantenerlo en un nivel confortable para que la concentración aumente pero sin llegar a estropear el juego y la partida.
Hace unos años Andy Beal, un multimillonario de Dallas desafió a los mejores jugadores de poker del mundo a partidas cara a cara con sumas escalofriantes de dinero. Beal es uno de los hombres más ricos del planeta y tenía un objetivo muy particular, intentar forzar a los jugadores profesionales a superar los límites de estrés para sacarlos de su zona confortable de juego.
Para contrarrestar a Andy Beal, los jugadores se unieron financieramente y en el juego realizaron turnos, de esta forma el estrés y la tensión del juego se repartía entre todos. Tras las partidas jugadas, Beal regresó a Texas con varios millones menos en los bolsillos ya que los jugadores, sobre todo Phil Ivey, mostraron su potencial y ganaron a Andy Beal en el enfrentamiento directo.
En este caso hemos visto que los jugadores profesionales son capaces de manejar la presión y no rebajaron su nivel de juego a pesar de jugar en límites realmente altos de dinero.
Normalmente el dinero invertido puede ser un factor que afecte al estrés, pero hay un ejemplo que llama la atención y que demuestra que no tiene por qué ir el estrés asociado a la repercusión en el presupuesto: Bill Gates, el co-fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del planeta.
Bill Gates es un jugador regular de poker que podría sentarse en las partidas con mayor dinero en apuestas sin que su bolsillo se resintiese, pero es conocido en Seattle, donde suele disfrutar del poker, que no suele sentarse en mesas de más de 10$/20$ ya que según él mismo ha reconocido, no se siente cómodo jugando en niveles mayores.
Probablemente él no haya investigado sobre el estrés, pero sí que ha encontrado un juego en el que su nivel de estrés es manejable y no afecta a su juego, sin ser debido en este caso a la repercusión de las ganancias o pérdidas en su presupuesto final ya que el podría jugar en mesas de mucho más dinero sin que su economía lo notase lo más mínimo.
 

Dos puntos clave al analizar el estrés

 
1. El estrés no es necesariamente malo, sino que es otra emoción más que, sabiendo manejarla puede llegar a ser beneficiosa para el jugador.
2. Con la misma cantidad de presión se pueden sentir emociones completamente diferentes, pero no ya solo en jugadores diferentes, sino que la misma persona puede tener sensaciones distintas en un contexto similar.
Ambas afirmaciones suenan extrañas y puede parecer que sea imposible poder manejar las situaciones de estrés, pero realmente no es tan difícil entender la razón por la que hay jugadores que son mejores que otros, sobre todo cuando se llega a situaciones de estrés.
 

El estrés no es malo por naturaleza

 
Según hemos indicado en el punto uno, el estrés es simplemente una emoción más, de modo que no tiene por qué se malo necesariamente. Los estudios demuestran que una cantidad demasiado alta de estrés es mala para cualquier ser humano, pero la realidad no es tan simple, sino que es un poco más complicada.
El estrés, cuando no supera unos límites soportables por el jugador, puede ser un factor de motivación muy importante, incluso hay personas que cuando se encuentran en situaciones de estrés cercanas a dichos límites pueden hacer cosas inimaginables desde el punto de vista positivo, sin ser el juego del poker una excepción.
Se han comprobado casos en los que debido al alto nivel de estrés y adrenalina ha habido padres que han sacado a sus hijos de un coche en llamas incluso con una pierna rota, pero hay situaciones en las que el estrés no es un aliado, sino que puede ser un enemigo, como en una operación, de modo que un cirujano necesita controlar su estrés emocional cuando está operando a alguien a vida o muerte.
En el poker hay que saber manejar el estrés para poder actuar como si se estuviese en ambas situaciones ya que hay que saber lanzarse al fuego en algunos casos, mientras que el resto del tiempo hay que saber mantener la calma y escoger la decisión que, pensada fríamente, más beneficios ofrezca al jugador estadísticamente hablando.
En definitiva, este punto quiere decir que en ocasiones hay que mantener la cabeza fría y actuar con precisión absoluta como si se fuese un cirujano, mientras que en otras es necesario actuar de forma arriesgada para poder sacar ventaja de la situación.
 

El estrés depende de la tarea a ejecutar

 
Conocido en el mundo de la psicología como Interacción, el nivel de estrés suele verse influenciado por la tarea a realizar. Según la ley de Yerkes-Dodson, conocida así por los dos psicólogos que la formularon, el estrés está íntimamente relacionado con la dificultad de la tarea a realizar.
Al igual que ocurre con Ricitos de Oro con los tres ositos en el conocido cuento infantil donde necesita que siempre se esté en el nivel intermedio tanto de temperatura (ni muy frío ni muy caliente) como de dureza (ni muy duro ni muy suave), el jugador de poker debe saber situarse en un punto intermedio de estrés.
Si una persona tiene una subida de adrenalina permanente al jugar al poker, actuará en todo momento como el padre que quiere salvar a su hijo de las llamas, siendo perjudicial para él, mientras que si juega de forma pasiva y sin motivación, su falta de agresividad tampoco le ayudará, de modo que es necesario poder encontrar el término medio donde el jugador sea racional pero se vea capaz de arriesgar cuando es debido.
 

Dos ejemplos de niveles límites de estrés

 
1. Jugar con un nivel demasiado bajo de estrés.
Hay muchos jugadores de niveles 5$/10$ que cuando se enfrentan en mesas de 1$/2$ a los jugadores que normalmente se desenvuelven en dichas mesas no son capaces de superarles. La explicación a este hecho suele ser que juegan con un nivel de estrés demasiado bajo, que el resultado no les afecta lo suficiente de modo que su nivel de juego no es el óptimo.
Estos jugadores en dicha situación actúan como si el juego no fuese con ellos, de modo que no tienen el nivel de tensión mínimo y actúan como si la situación no fuese lo suficientemente importante para ellos, por lo que no llegan a inmiscuirse en el juego lo necesario para poder sacar el mayor provecho posible.
2. Jugar con un nivel demasiado alto de estrés.
Al igual que ocurre en el caso anterior, los jugadores que están acostumbrados a jugar en mesas de 5$/10$, suelen salir perdedores al sentarse en las mesas de juego de 10$/25$ ya que su nivel de estrés aumenta hasta superar el límite aconsejable.
Esto ocurre porque el juego les importa demasiado y la presión de ganar es muy superior a la que suelen tener en las mesas habituales que ocupan.
En este caso el jugador tiene un nivel de adrenalina parecido al padre que actúa para salvar a su hijo en llamas, salvando las distancias, pero se encuentra en una operación donde la precisión debe ser exacta. Los jugadores se encuentran con que sus emociones son demasiado altas y el alto nivel de estrés consigue que su juego se resienta.
Llama la atención que en ambos casos puede ser el mismo jugador y que además este en sus niveles de juego suela salir victorioso porque controla el estrés sin mayor problema. El conocimiento del juego es el mismo, pero la situación influye enormemente y hace que pierda el “toque Ricitos de Oro”, que no sea capaz de mantener el punto intermedio donde sea capaz de mantener la calma y sea capaz de tomar los riesgos cuando sea necesario.
 

Se pueden sentir emociones diferentes con la misma cantidad de estrés

 
El experimento mencionado en el primer artículo sobre el estrés sobre el fármaco para mejorar la memoria que resultó ser adrenalina demuestra que el mismo nivel de estrés o la misma cantidad de adrenalina puede desencadenar sensaciones completamente diferentes.
Las personas tenían sensaciones muy distintas dependiendo de la sala en la que habían esperado, si con el hombre de buen humor o con el deprimido. Mismo medicamento, misma dosis y fisiologías de los voluntarios parecidas en diferentes entornos desencadenan efectos realmente diferentes, incluso contrarios.
 

Pequeña lección para los adictos al poker

 
Hay que tener en cuenta que la interpretación del estado emocional que tiene una persona es tan importante que las propias emociones que se sientan. Por ejemplo, cuando se va a jugar un torneo importante (ya sean las WSOP, EPT u otro torneo de estas características), no siempre se tienen las mismas sensaciones antes de comenzar a jugar.
Un jugador se puede sentir optimista y con opciones de hacer algo importante o puede ver el torneo completamente fuera de su alcance, influyendo sus sensaciones en la forma de ver el torneo y en la forma de actuar, siendo por norma general los resultados mejores cuando se está convencido de que algo bueno va a suceder.
El nivel de estrés, si se afronta la partida con una visión positiva suele permanecer en unos límites factibles de soportar, teniendo además un alto nivel de adrenalina, por lo que el juego suele optimizarse, ofreciendo más opciones de conseguir resultados positivos.
 

Consejo final

 
El estrés forma parte del poker. Es imposible evitarlo, de modo que hay que saber convivir con él y aprovecharlo en beneficio propio. Hay que mantenerse siempre dentro de los niveles de estrés que se pueden soportar teniendo en cuenta que no siempre la misma situación va a crear sentimientos parecidos en el jugador.
Un punto importante para manejar el estrés es ser positivo ya que un punto de vista negativo puede ampliar la tensión hasta llegar a un punto que no se puede soportar, además de que es conveniente conocer los límites y no crear situaciones que se sabe que son difíciles de manejar ya que en ese caso las decisiones no suelen ser las más apropiadas.
 
Por: PokerListings.es

martes, 19 de febrero de 2013

Cómo Manejar el Estrés en el Poker – 1 de 2

Cómo Manejar el Estrés en el Poker – 1 de 2

 
                          
En los siguientes dos artículos de estrategia vamos a analizar el estrés y a aprender cómo manejarlo para que no afecte negativamente en el rendimiento al jugar al poker.
Lo primero que hay que pensar es cómo es el poker a la hora de jugarlo, pensar si es un juego estresante, un juego para relejarse o es una mezcla de ambas cosas. Para nosotros es la última opción, el poker puede ser un juego estresante o un juego que se utiliza como un hobby para escapar de la, a veces, angustiosa rutina diaria.
Es más, se puede considerar en algunos casos el poker como el conjunto de momentos donde hay mucho estrés con momentos en los que la gente disfruta relajándose y olvidándose de los quehaceres diarios.

¿De qué depende de que el poker sea estresante o no?

Para ver si el poker es un juego estresante o si es relajante, lo primero que hay que ver es la forma en que se ve el juego. Depende del dinero que esté en juego y, sobre todo, de las razones por las que se está sentado en la mesa.
La mayoría de la gente juega para divertirse y pasar un “buen rato” ya que juegan en casa con los amigos, de forma esporádica en un casino o encienden su ordenador para echar una alguna partida online.
En estos casos las apuestas son bajas, de modo que si se pierde dinero solo se ha perdido lo equivalente a un par de cervezas y si se gana, entonces todo es perfecto porque se ha disfrutado y encima de no tener ningún gasto, se ha conseguido un premio.
Por contra, cuando las apuestas aumentan, la forma de ver el poker cambia y el juego deja de ser visto como un entretenimiento para pasar el rato y relajarse. En este caso las personas no se están jugando una ronda de cervezas o una cena con los amigos, sino que es más dinero, además de que los contrincantes actúan de otra forma completamente distinta.
En los juegos en los que las apuestas son un poco altas, el resto de los jugadores observan y analizan cada uno de los movimientos, de modo que las personas pueden sentirse incómodas al sentir que el resto están examinando su forma de jugar para conseguir su dinero, creando un estrés al jugar que no es propio de un juego de relax.
¿Afecta la tensión en la forma de jugar? Por supuesto, los jugadores pueden cambiar sus movimientos y sus acciones para la misma situación dependiendo de las características de la partida.
 

¿Cómo afecta el estrés al juego?

 
El estrés afecta al cuerpo, al cerebro y también lo hace a la capacidad de tomar decisiones, influyendo de forma importante en el desarrollo y en los resultados del juego. Una de los motivos por los que aparece el estrés es la frustración.
Aquí hay varios ejemplos de esta última afirmación:
- Los objetivos se alejan y parecen más difíciles. Un ejemplo es si se realizan dos o tres faroles y estos son descubiertos, de modo que se pierde una alta cantidad de fichas (o dinero) y además disminuye la confianza en uno mismo, con el consabido aumento de frustración.
- Se está recibiendo presión constante del resto de jugadores. Una apuesta de continuación es subida en varias ocasiones, por lo que obliga a pensar detenidamente en la razón de esto y crea la incertidumbre de no saber qué hacer, conllevando un aumento de estrés significativo.
- Los planes son desbaratados. Un ejemplo es cuando se pierde una apuesta con bastantes posibilidades de victoria al ver las cartas, de modo que dicha experiencia es inesperada y la frustración inicial que acarrea afecta en el estrés en el juego del jugador.
Cualquiera de estas situaciones puede hacer tambalear la perspectiva de la partida, aumentando con ello el nivel de adrenalina, aumenta la temperatura del cuerpo, sube la presión arterial y los procesos de razonamiento se alteran.
Desafortunadamente en el poker se producen muchas situaciones en las que esto ocurre pero, ¿necesariamente tiene que llegar a una situación de estrés incontrolable?, ¿es capaz de producir un cambio psicológico tan grande que tenga un alto impacto en el juego?
Perder, por ejemplo, varias apuestas de forma seguida hace que la mayoría de las personas varíen la forma de jugar, vean alterado su espíritu y lleguen a perder por momentos el control de la situación, pero no tiene por qué ocurrirle a todo el mundo.
En el poker ocurre igual que en la vida real. Cuando una mosca está molestando sin parar crea estrés en la persona, pero las reacciones no son iguales, cada individuo actúa de forma diferente dependiendo del nivel de estrés que se genere. Cada jugador de poker procede de forma diferente ante situaciones inesperadas o negativas
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¿Cuál es tu experiencia emocional?

 
En un estudio realizado hace años, varios estudiantes recibieron una dosis de adrenalina pensando que era una medicina para aumentar la memoria y les hicieron esperar en una habitación con la excusa de que tenía que tener efecto la medicación.
Algunos de ellos al llegar a dicha habitación se encontraban con un hombre interesante que hacía bromas, reía y que les contó alguna historia interesante para ellos, mientras que otros descubrían a un hombre con una persona que tenía muy mal humor y un carácter depresivo.
Aquellas personas pertenecientes al primer grupo sintieron la experiencia muy emocionante y encantadora, decidiendo que habían disfrutado con la situación y que el medicamento creaba una sensación de bienestar, mientras que quienes pertenecían al segundo grupo comentaron que el nuevo medicamento tenía efectos secundarios negativos ya que les hacían entrar en depresión y estar incómodos.
La misma sustancia, adrenalina, que debería tener el mismo impacto biológico en sus cuerpos les causó experiencias completamente contrapuestas. En el poker ocurre igual, una situación que para alguien puede ser tan estresante que le afecte negativamente en el juego, para otros puede ser un aliciente para optimizar la estrategia ya que les ayuda a prestar más atención y a controlar mejor las variables del juego.
 

Echar un farol, ¿se pasa mal o es un momento relativamente agradable?

 
Farolear con una mano que tiene muy pocas, o ninguna, opciones de mejorar es un momento de extrema delicadeza en el poker. La mayoría de los jugadores pueden recordar este tipo de farol para conseguir un bote alto como una situación donde el corazón se dispara a unas velocidades extremas, se crea un nudo en el estómago y la tensión aumenta hasta límites insospechados hasta que el oponente toma la decisión de tirar las cartas.
Realmente este hecho es relajante en cierta medida para algunos jugadores, mientras que para otros es un momento que desearían que no tuviese que existir porque lo pasan realmente mal. Por norma general es fácil saber la sensación que tienen los jugadores al ver su reacción cuando el oponente tira sus cartas.
Los jugadores que son capaces de manejar estos momentos de tensión sin problema suelen coger el bote conseguido como si nada ya que ese tipo de jugadas forma parte del juego, de modo que el resto de la gente no puede adivinar las cartas que llevaba, mientras que aquellos que se ven superados por la tensión creada explotan y suelen realizar gestos de alivio como resoplar, mover ligeramente la cabeza en señal de “menos mal” o incluso comenzar a sonreír.
Estos gestos normalmente no son deliberados, sino que se deben a la liberación de la tensión tan alta que han tenido, mostrando al resto de jugadores sin desearlo que era un farol. Las personas que actúan de forma tranquila tras el farol suelen hacerlo porque ya han vivido dicha situación en más ocasiones, de modo que han aprendido a convivir con esa sensación de estrés.
 

El poker requiere riesgo

 
El juego y por consiguiente el poker, por su propia naturaleza, llevan implícitos momentos en los que los jugadores deben tomar riesgos. El riesgo conlleva estrés para todos los jugadores, aunque sí que varía la forma de manejarlo entre unas personas y otras, habiendo personas que aprenden con el tiempo a controlar la situación en todo momento.
En este grupo que es capaz de dominar la situación se encuentran los jugadores profesionales que en sus carreras se han visto muchas veces en dicho lugar y algunos, muy pocos, jugadores amateur que no se dejan influenciar en exceso por una situación de tensión extrema.
Hay mucha gente que no ha sido y probablemente nunca será capaz de llegar a dominar por completo dichas situaciones, pudiéndose encontrar a la mayoría de ellos en las mesas con apuestas bajas.
Además de estos grupos, hay gente que encuentra la adrenalina de estas situaciones totalmente irresistibles. Adictos a la acción que necesitan actuar en cada mano, gente que disfruta con los momentos en los que hay tensión. Por norma general estas personas juegan todas las manos hasta que se quedan sin dinero y desaparecen.
Tras haber analizado qué es el estrés, sus causas, cómo afecta en el juego y haber conseguido explicar en qué consiste, en el siguiente artículo trataremos sobre cómo controlarlo además de unos consejos para afrontar estas situaciones con los mejores resultados
 
Por: PokerListings.es

jueves, 14 de febrero de 2013

Apostar en el Texas Hold’em con un Objetivo -

PARTE 2

Estrategia Holdem NL
          Para poder conseguir la victoria en las partidas No Limit del Texas Hold’em, es conveniente saber realizar las apuestas con un propósito.
Tras el artículo anterior donde explicamos que hay dos tipos de apuestas y explicamos las apuestas de valor, ahora ha llegado el momento de hablar del otro tipo que existe en el poker: las apuestas de farol.

La apuesta de farol

Este tipo de apuesta es el que se realiza cuando no se hace una apuesta de valor para conseguir optimizar una mano ganadora. Esto es un farol y cuando se elije es porque no se le ofrece a la mano ninguna posibilidad de ganar al mostrar las cartas.
La única manera de ganar el bote al realizar una apuesta de farol es conseguir que el oponente tire las cartas que tiene en su poder convirtiendo así en ganadora la mano perdedora con la que se ha realizado la apuesta.
Para conseguir esto, el jugador tiene que ser capaz de realizar un movimiento que consigue echar para atrás al rival. Es necesario pensar en el tipo de manos con las que el jugador tiraría sus cartas y decidir hasta qué apuesta sería capaz de continuar en el juego. Si normalmente ve las apuestas con manos de no muy alto valor, entonces el jugador jugaría con fuego al realizar la apuesta de farol.
Si se diese con un jugador que normalmente no se retira de la apuesta y que además, al realizar la apuesta de farol, no tiene peores cartas que las propias, lo único que se conseguiría sería perder todo el dinero apostado.
Cuando se piensa en realizar una apuesta de farol hay que pensar primero si existe la posibilidad de que el oponente tenga una mano peor, aunque este hecho no se dará en la mayoría de las ocasiones.
Debido a esta situación, la única manera de ganar sería que el rival tire sus cartas, teniendo en cuenta que cuanto más lejos se haya llegado, más difícil será que esto ocurra. Un consejo general es no realizar ninguna apuesta de farol en el river, aunque sí que se puede realizar en caso de que la última carta mostrada sea conflictiva y pueda completar proyectos.

Áreas Grises

A pesar de lo mencionado anteriormente respecto a que existen dos tipos de apuestas, hay momentos en los que no se está haciendo ni una apuesta de valor ni una de farol. Es posible que la apuesta que se realice sea la conocida como apuesta de continuación, que consiste en intentar el bote de inmediato. Ni se optimiza una mano ganadora ni se apuesta sabiendo que la mano es perdedora con el único objetivo de que el oponente tire sus cartas.
La mayoría de las veces que se realiza este tipo de apuesta se hace para conseguir llevarse el bote de forma rápida y sin necesidad de arriesgar en el futuro. Un ejemplo de apuesta de continuación es el momento en el que se ha subido en el preflop y el flop no muestra cartas que puedan ayudar a ninguna de los dos jugadores. En este caso, sobre todo si el rival es pasivo, se gana la apuesta porque se lleva la iniciativa y el rival tira sus cartas.
Esta es la única situación en la que se está en la conocida área gris, mientras que el resto del tiempo, todas las apuestas realizadas pertenecen a alguno de los dos tipos de apuesta conocidos: las de valor y las de farol.

Las Razones por las que no hay más tipos de apuesta

Es común escuchar a jugadores novatos justificar sus movimientos diciendo que han realizado la apuesta para conseguir información, pero esta estrategia, como los jugadores expertos conocen, es incorrecta. Al apostar se puede conseguir información, por supuesto, pero la información solo es un complemento, nunca debe ser la razón por la que hacer una apuesta.
El objetivo final al realizar una apuesta tiene que estar claro antes de hacerla. Si no se consigue optimizar las ganancias de una mano ganadora o que el oponente abandone con una mano mejor que la que se tiene, siempre será una mala apuesta.
Si el jugador es capaz de eliminar las malas apuestas y se pregunta siempre antes de realizarlas “¿Por qué estoy apostando?”, finalmente hará mejores apuestas y con ello optimizará su juego y las opciones de ganar en el poker.
Si se consigue esto, el jugador, sin llegar a darse cuenta, habrá conseguido mejorar su juego de forma clara

Por: PokerListings.es                   

lunes, 4 de febrero de 2013

APOSTAR CON UN OBJETIVO: PARTE 1

Apostar en el Texas Hold’em con un Objetivo

No Limit Holdem AA
                           
Si se quiere salir con vida de las partidas de Hold’em No Limit, siempre es necesario tener un plan en mente y llevarlo a cabo.
Muchos jugadores de poker realizan sus apuestas sin haber pensado sobre el objetivo final de su apuesta antes de invertir sus fichas. Este hecho se puede considerar un error ya que se debe conocer exactamente por qué se está realizando la apuesta siempre que se realice alguna.
Apostar sin saber la razón y el objetivo principal por la que se hace es como tirar el dinero sin la esperanza de que este regrese de nuevo. Todas las apuestas realizadas necesitan tener un objetivo final ya que, si este no está claro, es síntoma de que no se debería haber hecho dicho envite.
Realmente hay solo dos razones por las que se realiza una apuesta: porque se quiere que el oponente la acepte con una mano peor (apuesta de valor) o porque se pretende que el rival, con una mano mejor que la del jugador, se retire del juego y tire sus cartas (apuesta de farol).

La apuesta de valor

Cuando el objetivo es que el oponente acepte la subida realizada con una mano peor que la que se tiene, se está apostando para aumentar las ganancias ante unas probabilidades positivas de victoria.
A pesar de haber hablado en varios artículos sobre este tipo de apuesta, creemos conveniente volver a explicar de nuevo y de forma rápida en qué consiste.
Si se tiene una mano que se cree que es la ganadora, es apostar contra la mano débil del rival para aumentar el valor de la mano que se tiene, en definitiva, para conseguir mayores ganancias que las actuales.
Esta apuesta es una de las habilidades más importantes en el juego No Limit del Hold’em. Esta es la forma de conseguir más dinero con las manos ganadoras y es la verdadera esencia del juego.
Quien enseña a un amigo que no conoce el poker cómo jugar y cómo se pueden conseguir ganancias en él, la mayor parte de la explicación trata sobre este hecho. La mayoría de la gente coincide en que los jugadores ganadores saben cuándo sus cartas son mejores que las de sus oponentes y solo apuestan si sienten que tienen la mejor jugada posible.
Antes de decidirse por hacer una apuesta de valor es necesario preguntarse “si apuesto, ¿verá dicha apuesta el oponente con una jugada peor?” Si crees que sí, debes recapacitar sobre la cantidad de dinero a apostar.

Un ejemplo:

En un juego de cash de 1$/2$ con fichas por un valor de 200$, este puede ser un buen ejemplo. El jugador tiene un par de Ases y ha apostado 8$, de modo que un jugador loose, que va a muchas manos, ha aceptado la apuesta desde la posición de ciega grande.
En el flop salen J♥, 7 ♥ y 3 ♠, siendo esta vez el oponente quien sube 12$. Según los cálculos, la mano que se tiene es mucho mejor que la del oponente, pensando además que el rival aceptará la apuesta con una mano peor.
Es el momento de realizar una apuesta de valor, pero antes de hacerla es necesario saber cuánto se debe apostar y con qué tipo de manos este jugador vería dicha cantidad de dinero. Según se conoce al rival, suele ser el tipo de jugador que no tiraría en esta caso ningún Jack, por lo que en caso de tener AJ o JT, aceptaría la apuesta.
Además suele ver también cuando tiene una jugada con una pareja aunque sea inferior, como TT o 88. Se conoce que el jugador aceptaría la apuesta con una alta cantidad de manos peores que la pareja de Ases que se tiene en la mano, por lo que subir 40$ puede ser una buena opción.

Estos ejemplos y cantidades no son 100% fiables

Conseguir saber al 100% qué hará el rival, si tirará las cartas o, por contra, verá la apuesta, es realmente difícil y, por tanto, el jugador debe saber que no siempre va a hacer el rival lo que piensa que va a hacer.
A pesar de esto, es necesario utilizar la información que se tiene del rival para tener una idea aproximada al 100% de su decisión. Conocer cuánto y cuándo el rival es capaz de pagar una apuesta con cartas peores que las que se tienen en la mano es una habilidad que separa a los buenos jugadores de aquellos que son extraordinarios.
Los grandes jugadores siempre aparentan saber cuándo su mano es la mejor y son capaces de optimizar dicha mano con apuestas de valor que son aceptadas por sus rivales. Con el tiempo, cualquier jugador puede mejorar su juego si siempre se pregunta a sí mismo con qué manos vería su apuesta el rival.
Si no se es capaz de pensar con qué manos peores que la que se tiene el oponente aceptaría la apuesta, entonces no se está capacitado para realizar apuestas de valor, para aumentar las ganancias. Este es el primer paso para poder optimizar las apuestas y, por tanto, las ganancias.
 
Por: PokerListings.es