lunes, 4 de febrero de 2013

APOSTAR CON UN OBJETIVO: PARTE 1

Apostar en el Texas Hold’em con un Objetivo

No Limit Holdem AA
                           
Si se quiere salir con vida de las partidas de Hold’em No Limit, siempre es necesario tener un plan en mente y llevarlo a cabo.
Muchos jugadores de poker realizan sus apuestas sin haber pensado sobre el objetivo final de su apuesta antes de invertir sus fichas. Este hecho se puede considerar un error ya que se debe conocer exactamente por qué se está realizando la apuesta siempre que se realice alguna.
Apostar sin saber la razón y el objetivo principal por la que se hace es como tirar el dinero sin la esperanza de que este regrese de nuevo. Todas las apuestas realizadas necesitan tener un objetivo final ya que, si este no está claro, es síntoma de que no se debería haber hecho dicho envite.
Realmente hay solo dos razones por las que se realiza una apuesta: porque se quiere que el oponente la acepte con una mano peor (apuesta de valor) o porque se pretende que el rival, con una mano mejor que la del jugador, se retire del juego y tire sus cartas (apuesta de farol).

La apuesta de valor

Cuando el objetivo es que el oponente acepte la subida realizada con una mano peor que la que se tiene, se está apostando para aumentar las ganancias ante unas probabilidades positivas de victoria.
A pesar de haber hablado en varios artículos sobre este tipo de apuesta, creemos conveniente volver a explicar de nuevo y de forma rápida en qué consiste.
Si se tiene una mano que se cree que es la ganadora, es apostar contra la mano débil del rival para aumentar el valor de la mano que se tiene, en definitiva, para conseguir mayores ganancias que las actuales.
Esta apuesta es una de las habilidades más importantes en el juego No Limit del Hold’em. Esta es la forma de conseguir más dinero con las manos ganadoras y es la verdadera esencia del juego.
Quien enseña a un amigo que no conoce el poker cómo jugar y cómo se pueden conseguir ganancias en él, la mayor parte de la explicación trata sobre este hecho. La mayoría de la gente coincide en que los jugadores ganadores saben cuándo sus cartas son mejores que las de sus oponentes y solo apuestan si sienten que tienen la mejor jugada posible.
Antes de decidirse por hacer una apuesta de valor es necesario preguntarse “si apuesto, ¿verá dicha apuesta el oponente con una jugada peor?” Si crees que sí, debes recapacitar sobre la cantidad de dinero a apostar.

Un ejemplo:

En un juego de cash de 1$/2$ con fichas por un valor de 200$, este puede ser un buen ejemplo. El jugador tiene un par de Ases y ha apostado 8$, de modo que un jugador loose, que va a muchas manos, ha aceptado la apuesta desde la posición de ciega grande.
En el flop salen J♥, 7 ♥ y 3 ♠, siendo esta vez el oponente quien sube 12$. Según los cálculos, la mano que se tiene es mucho mejor que la del oponente, pensando además que el rival aceptará la apuesta con una mano peor.
Es el momento de realizar una apuesta de valor, pero antes de hacerla es necesario saber cuánto se debe apostar y con qué tipo de manos este jugador vería dicha cantidad de dinero. Según se conoce al rival, suele ser el tipo de jugador que no tiraría en esta caso ningún Jack, por lo que en caso de tener AJ o JT, aceptaría la apuesta.
Además suele ver también cuando tiene una jugada con una pareja aunque sea inferior, como TT o 88. Se conoce que el jugador aceptaría la apuesta con una alta cantidad de manos peores que la pareja de Ases que se tiene en la mano, por lo que subir 40$ puede ser una buena opción.

Estos ejemplos y cantidades no son 100% fiables

Conseguir saber al 100% qué hará el rival, si tirará las cartas o, por contra, verá la apuesta, es realmente difícil y, por tanto, el jugador debe saber que no siempre va a hacer el rival lo que piensa que va a hacer.
A pesar de esto, es necesario utilizar la información que se tiene del rival para tener una idea aproximada al 100% de su decisión. Conocer cuánto y cuándo el rival es capaz de pagar una apuesta con cartas peores que las que se tienen en la mano es una habilidad que separa a los buenos jugadores de aquellos que son extraordinarios.
Los grandes jugadores siempre aparentan saber cuándo su mano es la mejor y son capaces de optimizar dicha mano con apuestas de valor que son aceptadas por sus rivales. Con el tiempo, cualquier jugador puede mejorar su juego si siempre se pregunta a sí mismo con qué manos vería su apuesta el rival.
Si no se es capaz de pensar con qué manos peores que la que se tiene el oponente aceptaría la apuesta, entonces no se está capacitado para realizar apuestas de valor, para aumentar las ganancias. Este es el primer paso para poder optimizar las apuestas y, por tanto, las ganancias.
 
Por: PokerListings.es